La buena noticia es que usted puede entrenarse y mejorar tanto la empatía como la compasión. El entrenamiento y la exposición son similares en ambas áreas. Aumentan nuestra conciencia de las necesidades, valores y experiencias en la vida de los demás.
Para la compasión, el cambio comienza adentro. Las prácticas que nos ayudan a conectarnos más con nuestros propios valores pueden aumentar tanto nuestra preocupación comprensiva como nuestra intención de ayudar. Comience siendo compasivo consigo mismo (Revise nuestros recursos sobre la autocompasión). Y a medida que desarrollamos más nuestra capacidad de ayudar a los demás, nos volvemos más compasivos.
Cuando practicamos la compasión y vemos el impacto que tiene en los demás (miembros del equipo, creyentes, familiares), nos volvemos más compasivos en la forma en que pensamos, sentimos y actuamos. Es un ciclo de retroalimentación positiva. Nos volvemos mejores para ayudar y servir a los demás, y todos se benefician.
Este efecto conduce a un entorno que es energizante y generativo para todos. Eso es lo que hace que la compasión sea sostenible y aplicable por los demás líderes.
Un líder empático puede establecer una conexión con los compañeros de equipo y fomentar la colaboración. Incluso pueden influir en el personal para que sea más leal a una organización. Por otro lado, sus propios prejuicios podrían nublar su juicio. Incluso el juicio ético puede erosionarse, y ahí es donde entra la compasión.
De hecho, la investigación ha demostrado que a través del coaching en compasión, los líderes pueden \”experimentar efectos psicofisiológicos que restauran los procesos naturales de sanidad física y crecimiento emocional, mejorando así su sostenibilidad\”.
El objetivo final de la gestión compasiva, según Weiner, es el compromiso y la comprensión compartida. El liderazgo emocional puede ser agotador, pero el liderazgo compasivo no tiene por qué serlo.
En el ministerio, la compasión no se trata de convertirse en un esclavo de sus emociones, ni de las de otros. Se trata de tomar el control de las riendas emocionales y superar los prejuicios con los que normalmente actúa. A través de la práctica, podrá convertirse en un mejor líder, compañero de milicia, esposo, padre y persona.
Los tiempos de ver al ser humano como una máquina han terminado. Necesita que su gente responda al ministerio no solo espiritualmente, pero también emocional y físicamente.
Si ha venido preguntándose: \”De qué se trata la compasión\”, lo bueno es que ahora sabe por qué la compasión es imprescindible como líder, pastor y padre. Por supuesto, se necesita más que buenas intenciones, o incluso compasión, para transformar la cultura de su iglesia. En la Escuela de la Felicidad nos encanta equipar a los pastores y líderes con las herramientas que necesitan para cambiar sus comunidades, su iglesia local y su organización.