¿Cómo Cultivar la Compasión?

A menudo decimos que algunas personas son más compasivas que otras, pero la investigación sugiere que la compasión no es algo con lo que se nace, sino que se puede aprender y fortalecer a través de ejercicios y prácticas específicos. Aquí hay algunas actividades específicas basadas en la ciencia para cultivar la compasión de nuestra sección Compasión en Acción:

  • Sentirse apoyado: Piense en las personas a las que recurre cuando está angustiado y recuerde los momentos en que se ha sentido reconfortado por ellos, según la investigación esto puede ayudarnos a sentirnos más compasivos con los demás.
  • La Oración de Compasión: La intercesión quita la atención de nuestros problemas y cultiva la compasión hacia un ser querido, hacia usted mismo, hacia una persona neutral e incluso hacia un enemigo.
  • Muéstrele un rostro humano al sufrimiento: Cuando se entere de alguien que está en sufrimiento, trate de imaginarse lo difícil que ha sido su vida.
  • Ser generoso y dadivoso: Cuando usted da tiempo, dinero, conocimiento, creará mejores conexiones y aumentará su felicidad.

Los programas de capacitación en compasión, como los de la Universidad de Emory y la Universidad de Stanford, están revelando cómo podemos aumentar los sentimientos de compasión en nosotros mismos y en los demás. Estos son algunos de los mejores consejos que surgen de estos programas, así como otras investigaciones.

  • Busque puntos en común: Verse a si mismo como alguien similar a los demás aumenta los sentimientos de compasión. Un estudio reciente muestra que algo tan simple como golpear los dedos al mismo ritmo con un extraño aumenta el comportamiento compasivo.
  • Calme su preocupación interior: Cuando dejamos que nuestra mente se inunde de miedo en respuesta al dolor de otra persona (por ejemplo, ¿Qué pasa si eso me sucede a mí?), inhibimos los sistemas biológicos que permiten la compasión. La concientización puede ayudarnos a sentirnos más seguros en estas situaciones, facilitando la compasión.
  • Fomentar la cooperación y no la competencia: Un estudio demostró que describir un juego como un \”juego comunitario\”, llevó a los jugadores a cooperar y compartir una recompensa de manera uniforme; mientras que en otro grupo al describir el mismo juego como un \”Monopolio\”, hizo que los jugadores fueran más despiadados y menos honestos. Esta es una lección valiosa para los maestros, que pueden promover el aprendizaje cooperativo en el aula.
  • Ver a las personas como humanos (sin abstracciones): Cuando se les presentó el llamamiento de una organización benéfica contra el hambre, las personas tenían más probabilidades de dar dinero después de leer sobre una niña hambrienta, que después de leer estadísticas sobre el hambre, incluso cuando esas estadísticas se combinaron con la historia de la niña.
  • No practique el juego de la culpa: Cuando culpamos a otros por sus desgracias, sentimos menos ternura y preocupación hacia ellos.
  • Descubra su propósito divino: Cuando entendemos que hemos sido llamados a marcar la diferencia, estaremos más abiertos a la compasión, seremos más semejantes al Señor Jesucristo, “que no vino a ser servido sino a servir”.
  • Practique y saboree lo bien que se siente ser compasivo: Los estudios han demostrado que practicar la compasión y participar en acciones compasivas refuerza la actividad cerebral en áreas que indican recompensa.
  • Modele la compasión: Para cultivar la compasión en sus hijos, comience por mostrar compasión a ellos y a otros. La investigación sugiere que la compasión es contagiosa, por lo que si desea ayudar a que la compasión se propague en la próxima generación de hombres y mujeres jóvenes, lidere con el ejemplo.
  • Deseche el materialismo: La investigación sugiere que a medida que las personas sienten un mayor sentido de estatus sobre los demás, sienten menos compasión.
  • No sea una esponja: Cuando absorbemos el sufrimiento de otras personas como si fuera propio, corremos el riesgo de sentirnos angustiados, amenazados y abrumados. En algunos casos, esto puede incluso conducir al agotamiento y al desgaste ministerial. En su lugar, trate de ser receptivo a los sentimientos de otras personas sin adoptar esos sentimientos como propios.