¿Cómo se manifiesta la autocompasión en nuestros cuerpos?

El poder de la autocompasión no es solo una idea; es muy real y se manifiesta en nuestros cuerpos. Cuando calmamos nuestro propio dolor, estamos aprovechando el sistema de cuidado que hay en los seres humanos. Y una forma importante en que funciona el sistema de cuidado es desencadenando la liberación de oxitocina. La investigación indica que el aumento de los niveles de oxitocina aumenta fuertemente los sentimientos de confianza, calma, seguridad, generosidad y conexión, facilitando la capacidad de sentir calidez y compasión por nosotros mismos. La oxitocina se libera en una variedad de situaciones sociales, incluyendo cuando una madre amamanta a su hijo, cuando los padres interactúan con sus hijos pequeños o cuando alguien da o recibe una caricia suave y tierna. Debido a que los pensamientos y las emociones tienen el mismo efecto en nuestros cuerpos, ya sea que estén dirigidos a nosotros mismos o a otros, esta investigación sugiere que la autocompasión puede ser un poderoso desencadenante para la liberación de oxitocina.

La autocrítica parece tener un efecto muy diferente en nuestro cuerpo. La amígdala cerebral es la parte más profunda del cerebro y está diseñada para detectar rápidamente amenazas en el medio ambiente. Cuando experimentamos una situación amenazante, se desencadena la respuesta de lucha o huida: esta amígdala envía señales que aumentan la presión arterial, la adrenalina y la hormona cortisol, movilizando la fuerza y la energía necesarias para enfrentar o evitar una amenaza. Aunque este sistema fue diseñado por Dios para hacer frente a los ataques físicos, se activa con la misma facilidad por los ataques emocionales, por nosotros mismos o por otros.

Investigaciones recientes indican que generar sentimientos de autocompasión en realidad disminuye nuestros niveles de cortisol. En un estudio realizado por Helen Rockliff y sus colegas, los investigadores pidieron a los participantes que imaginaran recibir compasión y sentirla en sus cuerpos. Cada minuto se les decían cosas como: “Permítete sentir que eres el destinatario de una gran compasión; Permítete sentir la bondad amorosa que está ahí para ti”. Se encontró que los participantes que recibieron estas instrucciones tenían niveles más bajos de cortisol que los del grupo de control que no las recibieron. Los participantes también demostraron una mayor variabilidad de la frecuencia cardíaca. Cuanto más seguras se sienten las personas, más abiertas y flexibles pueden ser en respuesta a su entorno, y esto se refleja en cuánto varía su ritmo cardíaco en respuesta a los estímulos. Se podría decir qué al darse compasión, los corazones de los participantes realmente se abrieron y se volvieron menos defensivos.

Cuando calmamos nuestros sentimientos dolorosos con el bálsamo curativo de la autocompasión, no solo estamos cambiando nuestra experiencia mental y emocional, sino que también estamos cambiando la química de nuestro cuerpo. Un aspecto efectivo al practicar la autocompasión, por lo tanto, es aprovechar el sistema de autocuración de nuestro cuerpo.

Esto significa que una manera fácil de calmarse y consolarse cuando se siente mal es a través del tacto relajante. Parece un poco tonto al principio, pero su cuerpo no lo sabe. Simplemente responda con un gesto físico de calidez y cuidado, al igual que un bebé responde al ser sostenido en los brazos de su madre. Recuerde, el contacto físico libera oxitocina, reduce el cortisol y calma el estrés cardiovascular. Entonces, ¿por qué no probarlo? Si usted nota que se siente tenso, molesto o autocrítico, intente darse un cálido abrazo, o acariciar tiernamente su brazo o su cara. Lo importante es que haga un gesto claro que transmita sentimientos de amor, cuidado y ternura. Si hay otras personas alrededor, puede cruzar los brazos de una manera discreta, apretándose suavemente de una manera reconfortante. Observe cómo se siente su cuerpo después de recibir el abrazo o la caricia. ¿Se siente más cálido, más suave, más tranquilo? Es increíble lo fácil que es aprovechar el sistema de cuidado innato del cuerpo y cambiar su experiencia bioquímica, que a la postre cambiará su experiencia emocional.

¡No se siga flagelando emocionalmente porque también estará destruyendo su cuerpo!