Cuando las personas sienten auto lástima, se sumergen en sus propios problemas y se olvidan de que otros tienen problemas similares. Además, ignoran sus interrelaciones y creen que están solos y que son los únicos en el mundo que están sufriendo, y entonces tienden a enfatizar los sentimientos de víctima y de separación de los demás y exageran el alcance del sufrimiento personal. Por el contrario, la autocompasión le permite a uno ver las experiencias dolorosas propias y de los demás, sin esos sentimientos de aislamiento y desconexión. Además, las personas que siente lastima de sí mismas a menudo se dejan envolver en su propio drama emocional, no pueden dar un paso atrás y adoptar una perspectiva más equilibrada y objetiva. Al tomar la perspectiva compasiva hacia uno mismo, se proporciona un “espacio mental” para reconocer ampliamente el contexto de la imperfección humana y entonces poner las cosas en una mejor perspectiva. (“Sí, es verdad que es muy difícil lo que estoy viviendo en este momento, pero es normal y natural que los seres humanos tengan estas dificultades. No estoy solo…“)